Se trata del Gewürztraminer salido de bodegas Sommos
(Barbastro, Huesca), antigua bodega Irius pero con un forzado
lavado de cara al haber presentado un concurso de acreedores. Así
pues, este nuevo proyecto del grupo empresarial Costa despega
con la simbólica bodega al estilo Guggenheim como buque
insignia; alrededor de la cual se extienden 35o hectáreas de viñedo
con variedades francesas y alguna española. ¿que cómo me decidí
por este Gewürztraminer y no por el de Viñas del Vero o Enate? Pues
a causa de otro vino de esta misma bodega pero de la gama más básica
(glarima) que me gustó, más concretamente el Glarima Tinto 2o14.
Nota
de Cata 2018: Visualmente
sin defectos tal que añadas anteriores. En nariz potencia con predominio floral intenso,
después se concreta la rosa y se suma el esperado lychee, cítrico
maduro y fruta blanca de hueso. Los terciarios (4 meses en francés
nuevo) quedan muy fundidos. Una riqueza aromática basada en un
skin-contact en frío. En boca entrada seca y potente. Un paso
en boca carnosos, con estructura y densidad. Frescor integrado. Un
final redondo muy especiado, poniendo persistencia y un toque
amargoso delicado. En el post-gusto vuelve el lado floral y de su
polen, que eclipsan los maderizaos.
Nota
de Cata 2014: Color amarillo limón limpio y transparente. Una nariz explosiva,
donde destaca la rosa, el lichi o la flor blanca junto a notas
cítricas y dulces como se espera de un 1oo% Gewürztraminer. El tener crianza sobre lías en barricas de roble francés durante 4 meses justifica la alta
intensidad de este perfume
vino.
Una entrada amplia y voluminosa (gracias en parte a un poco de CO2
que le quedaba) tornándose en su desarrollo femenino, sin perder la
fruta blanca de hueso ni la acidez ni el nervio. Final cálido (13'5
% vol.) con un cosquilleo al atravesar la campanilla que culmina con
una retro-nasal que nos transporta a un jardín de rosas y
melocotoneros. Equilibrio total que invita a llenar otra vez la copa. Para
mí, el mejor vino blanco que he probado en 2o15 junto con el
Brumes de la Tour Blanche (Sauternes).
Como curiosidad el cemento como material elegido donde fermentar el mosto. La tendencia a trabajar con el concreto es una realidad dada la micro-oxigenación que aporta, más económico que el inox, es neutro y una inercia térmica procurada por las gruesas paredes. Además, su precio nada prohibitivo de entre 9 y 11 euros hace justicia, dado que, si en vez de ser del Somontano fuera francés tal vez costara 25 euros tranquilamente. Bueno, creo que se vé que me ha gustado mucho, ahora es a ustedes el decidir si están de acuerdo o no con lo que he descrito sobre este Sommos Colección Gewürztraminer.