Las
ribeiras do Sil conforman la sub-zona más meridional de la
D.O. Ribeira Sacra. Su particularidad son sus viñas
instaladas en bancales de vértigo y los c*****s de las personas que
se juegan el tipo vendimiando en dicho lugar. Sólo quien ha pasado
por este capricho de la naturaleza puede entender el potencial de
este entorno que sólo la
Mencía sabe traducir. Veamos cómo lo han entendido los
co-autores de este trocito de Castro Caldelas: Dominique Ruojon y
Eloy Novoa.
Nota de Cata: Un color cereza de delicada intensidad con un menisco
fucsia que confirma juventud. Hay lágrimas finas, lentas y rosáceas.
En nariz, aun sin oxigenar se percibe cierta complejidad en
torno a notas de frutos rojos y florales. A copa movida sube la
intensidad y se revela limpio, láctico, yogur de frutas del bosque
sobre un fondo mineral. Entrada sedosa, desarrollo ligero, de
genial frescor que vertebra el conjunto y final de un tanino suave
pero verde acorde a este contexto de fruta rebelde. Hay una carga
sabrosa de frutilla de baya silvestre que toma la boca y se prolonga
con persistencia.
Franco,
limpio, sincero... así es como se comporta esta añada 2016. No
empalaga, no cansa, no defrauda. Ponte da Boga es la adega que
entre el río Sil y Castro Caldelas elabora vinos como este
monovarietal u otros a base de variedades autócotonas que les invito
a descubrir. Una relación calidad-precio a la altura: 9 euros +-
que a mi juicio es merecido dado todo lo experimentado. Un perfil de
vino que merece estar en las bodegas de un buen restaurante
gastronómico ¿mis maridaje? La empanada gallega como match
tradicional, o unas sardinas maceradas en aceite de oliva, vinagre de
Jerez y ajo laminado, porque lo más simple es lo más delicioso.
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