Martín Berdugo joven 2015 (DO Ribera del Duero): la mejor bodega de Aranda te espera

Bodegas y Viñedos Martín Berdugo aparte de ser el proyecto vinícola más interesante de Aranda de Duero (Burgos) es la primera bodega que ha estrenado la sección ¿Te Cato? de este blog, desembocando en una visita muy muy interesante de la que escribiré durante varias entregas.

Esta bodega, a las afueras de Aranda está abrazada por 87 hectáreas de viñedo que miran de tú a tú al Duero, pues este río se encuentra a poquísimos metros. Tuve el placer de caminar sobre esos suelos aluviales junto a Antonio Díez, el gerente de este proyecto familiar llamado Martín Berdugo en honor a los apellidos de la matriarca de la familia. Volviendo sobre el terreno, dedicado totalmente a la Tinta del País, hay que destacar el uso de cubierta vegetal para regular el ciclo vegetativo de la vid, cubierta en este caso compuesta de cereal y algo de leguminosa.


Digamos que este viñedo vive en dos ambientes, uno de ellos situado a continuación de la bodega se caracteriza por un suelo de cantos rodados, sedimento aluvial que cubre unos suelos pobres donde la raíz se ve obligada a “estirarse” para encontrar el sustrato, traduciéndose en vinos complejos ideales para envejecer. Por otro lado, el Tempranillo que mira al Duero va a convivir con una humedad lógicamente más presente y con partículas mucho más finas en su superficie, por lo que aquí la cubierta vegetal va a ser más necesaria. ¿Resultado? una materia prima destinada con toda la intención a dar un tinto lleno de juventud y tipicidad como este:


Nota de Cata: Al verter en copa nos recibe un burbujeo que ya denota juventud, consolidándose después en forma de capa alta e incluso de lágrimas coloreadas. Nariz intensa con mucha fruta joven, confieso que un aroma que sólo he encontrado en los auténticos Ribera del Duero. Boca con mucha viveza, de elegante paso pero no por ello exento de carácter. Acidez muy bien controlada así como sus 14'5% de alcohol y tanino en su sitio. Final cálido y con una larga persistencia donde vuelve la grosella roja.

Un vino como veis con una historia detrás y con toda la intención para ser lo que es. Calidad en todos los lados: en vista con ese color que se manifiesta incluso en las lágrimas, calidad olfativamente con esa fruta tan Ribera del Duero, y calidad en boca con ese final bien persistente. La relación calidad/precio está por lo tanto a la altura de lo relatado (5'61 euros). Este jovencito se va a disfrutar sobre todo en compañía, entre amigos y anima a seguir probando el resto de referencias de esta Casa.

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